El desarrollo de la metalurgia es una de las manifestaciones
artesanales que caracterizaban la cultura del Argar hasta el punto que se puede
hablar de una generalización en el uso de ciertos metales al final del
periodo. Este fenómeno se explica fundamentalmente por la existencia de
yacimientos mineros en el sureste de la península Ibérica. La creciente
diferenciación social y económica, asociada a al aparición de una élite social
que precisaba de objetos de prestigio, también permitió el desarrollo de
artesanos especializados y generó unos circuitos de intercambio a nivel local
muy intensos.
En la imagen se puede ver a la izquierda la punta de una alabarda
y a su derecha un puñal de remaches. la diferencia entre la punta de una lanza
o de una alabarda es poco apreciable. La diferencia radica en el tipo de
enmangue, si la lanza sigue la dirección del enmangue la alabarda estará girada
90% respecto al astil.
Pero sin duda el arma que marcaba el estatus más elevado era la
espada. Solo un guerrero fuertemente reconocido por el resto de su poblado
podía tener la capacidad para adquirir una. Las espadas de este periodo no eran
muy resistentes y a pesar de contar con una cierta ventaja contra el resto de
las armas un choque brusco con otra espada o cualquier objeto contundente
podría romperlas. La rotura podía ser fácilmente reparable volviendo a fundir
el metal y vertiéndolo de nuevo en el molde, sin embargo en batalla una rotura
significaba muy posiblemente la muerte.
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