La
mejoría en las armas provoco una necesaria mejora y aumento de las
protecciones. La más extendida eran las grebas para proteger las espinillas,
parte muy expuesta cuando se lucha a caballo. También es propio de la zona los
discos coraza con el que los guerreros protegían su torso. Menos común seria el
uso de cascos de hierro aunque si eran normales los de cuero. Sin embargo la
fragilidad de estos ante el paso del tiempo a hecho que no se conserven al
contrario que los metálicos.
Casco
del tipo Montefortino fabricado en hierro, siglos III-II a.C. Procede de
Almaciles en Granada.
Disco
coraza de hierro. Se encuentra muy deteriorado remontandose al siglo IV a.C.
Procede del yacimiento del Cabecico del Tesoro de Verdolay.
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