Durante la Edad del Hierro este metal se generalizó, su abundancia
y el hecho de no necesitar de una aleación como su antecedente, el bronce,
facilito enormemente su difusión. Simplemente necesitaba una elevada
temperatura para su fundición pero para la época ya habían hornos capaces de
alcanzar la temperatura deseada.
El arma mas popular de toda la zona del levante fue la falcata.
Cuando un guerrero moría todas sus armas eran dobladas o rotas, inutilizadas
para que no volviesen a ser usadas y se arrojaban a la pira funeraria.
La imagen muestra una falcata a la que le faltan las cachas de la
empuñadura, se conservan en pocas ocasiones y solían estar hechas de madera o
hueso.
Se puede ver una espada larga de hoja recta en primer plano, junto con varias falcatas y un soliferrum.
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